Mi experiencia voluntariando en El Cruce
Pasó una edición más de El Cruce, esta vez en un nuevo formato que incluyó 3 modalidades distintas. La implementación del voluntariado fue una de las grandes novedades, conformado por 300 personas de varias partes del mundo que se desenvolvieron en distintas tareas junto al personal de la organización.
Foto de portada: Organización
Si bien el voluntariado es una costumbre muy común en los eventos fuera de Argentina, sobre todo en Estados Unidos y Europa, acá nunca se había realizado. Carreras como Hardrock 100 en Estados Unidos o Transvulcania en España tienen como sustento una gran base de voluntarios que hacen más amena la experiencia al corredor y son una parte importante del evento. Claros ejemplos de esta cultura de voluntariado son el puesto de abastecimiento en Engineer Pass llamado Kroger’s Canteen ubicado a 4300 m.s.n.m, en Hardrock 100 -el cual cuenta con una lista de espera para voluntarios- o la increíble cantidad de 1600 personas que hacen posible Western States 100.
Como sabemos El Cruce se caracteriza por sus campamentos, ambos muy alejados de la ciudad, en los cuales descansan los participantes al final de cada etapa. Los mismos albergaron entre 800 y 1200 corredores por día. Cada uno estuvo compuesto por un equipo de voluntarios y un equipo de colaboradores del staff de la organización, encargados de brindar atención a los corredores (cocina, limpieza, armado y desarmado de carpas) y asistir en distintos puntos del recorrido. A esto debemos sumarle otros tantos voluntarios trabajando en prensa, fotografía, cocina, entrega de bolsos, acreditación y demás áreas. Sin dudas, una tarea nada fácil de coordinar teniendo en cuenta toda la logística que demanda un evento de estas características.
En cuanto a la forma de trabajo se optó por designar un coordinador, perteneciente al staff de la organización, para cada área, quien era el encargado de dirigir las tareas realizadas por los voluntarios. Los turnos de trabajo iban desde las 5hs hasta las 8hs, siendo los turnos largos frecuentes en tareas en las que se debía esperar al último corredor (voluntarios de recorrido y llegada) o en áreas en las que faltaban voluntarios. Desde mi punto de vista, un punto a mejorar serían los relevos de turnos. En algunos sectores, usualmente los que se ubicaban en la ciudad, fue frecuente ver a voluntarios hacer doble turno o cubrir ciertos lugares.
Algo que llamó mucho la atención fue la cantidad de participantes de distintas nacionalidades, gente que nunca corrió, que llegó por “casualidad”, totalmente ajena al mundo del trail, incluso algunos que nunca estuvieron en contacto con la naturaleza pero con muchas ganas de ayudar y colaborar con cualquier cosa que sea necesaria.
Para resumir, fue un voluntariado muy bien logrado a nivel general y muestra de esto fueron las devoluciones y agradecimientos de los corredores hacia los voluntarios. ¿Cosas para mejorar? Seguro que las hay y es entendible por ser la primera vez que se realiza algo así por estos lados. Esperamos que para la próxima edición se puedan pulir esos detalles y yendo un poco más lejos, no estaría mal que otra organización tome el ejemplo y lo aplique en sus eventos.
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