Ir al contenido principal
jueves, 18 septiembre 2025

En UTMB se pierden años de vida

Quizás sea una afirmación un poco exagerada, pero es la conclusión que solemos sacar al volver de la paliza espectacular que te da la última semana de agosto en Chamonix.

Todas las fotos de esta Historieta pertenecen a Carlos Mir (@mir.ph) / Trail Running Argentina (@trailrunarg)

Por más repetitivo que parezca y que sea básicamente siempre lo mismo, los que andamos atrás de estas carreras sabemos que hay un sólo lugar en donde estar a fin de agosto. Todo lo que sucede alrededor del, a esta altura ya sin discusión ni competencia, festival de trail running más grande del mundo suele determinar la tendencia de lo que se viene para la próxima (o próximas) temporadas. Desde lo deportivo, a lo tecnológico, textil, e incluso filosófico de esta actividad se cuece ahí. A muchos no nos termina de convencer la idea pero lamentablemente es lo que sucede y es un engranaje que es imposible de frenar.

Más allá del contexto, es mi sexta vez volviendo al valle y la tercera que vamos en equipo con Tami. Cada vez se complica más hacer cosas originales, seguir a los Latinoamericanos, o simplemente moverse por los pueblos intentando seguir. Pero esta vez teníamos una motivación distinta que nos terminó dando vuelta la forma de encarar todo. Esta vez, teníamos a nuestros dos mayores secuaces en el equipo: el Rodrigo y el Carlos. Tener dos pares de ojos nuevos hacen que hasta los propios Alpes tengan otro color. Sonará rancio, soberbio, o como quieran llamarle, pero la verdad es que al hacer cosas repetitivamente se suele perder un poco la magia de ese primer contacto con los mega-eventos. Especialemente cuando la nostalgia es parte de la vida diaria y el constante antes esto era distinto. Este año fue completamente distinto y se sintió como en las viejas épocas. Solo faltó el Mati, creo.

Tampoco es que sea tan mala la nostalgia. Al menos de mi parte, ahí es donde encuentro el placer de volver a los lugares y reencontrarme con los amigos. Porque eso también tiene el hecho de repetir, vas haciendo amigos que no sabes ni de donde son exactamente, pero que te une el mismo hilo de caer a Chamonix a fin de agosto. Compartir un vaso de algo, una comida, o las eternas horas pegado a la valla esperando que pase algún corredor.

 

Después, fuera del tema afectos y amistades, está el no-menor-hecho de salir y toparte con el místico, magnífico, majestuoso, maravilloso, moyboeno, Mont-Blanc. Esa mole de piedra y hielo que hace que simplemente te den ganas de andar caminando sin hacer nada para levantar la mirada y verlo. En contraparte, lo que nunca sabes, es lo que puede pasar o que te podes encontrar en el camino. Esa gente que seguís en instagram porque corre rápido o te gusta lo que hace, está ahí igual que vos haciendo exactamente lo mismo que vos. O quizás, te cruzás algún amigo finisher con otro amigo que también fue finisher pero un poco más rápido.

O quizás te cruzás a dos en bicicletas brandeadas de la marca que patrocina a uno de manera totalmente aleatoria en la esquina de la llegada. Es salir, tirar la moneda, y ver que cae. Lo que seguramente te cruces si o si es a:

  • Alguien vestido completamente de trail runner (bastones y carcaj incluído, siendo el segundo el nuevo item fetiche al parecer)
  • Alguien terminando su carrera
  • Alguien corriendo para algún lado (no necesariamente el del primer punto este corriendo, cabe aclarar)
  • Alguien con un chaleco de finisher de los últimos 20 años
  • Alguien famoso para nuestro ambiente
  • Alguien semi-ebrio
  • Alguien corriendo en zona 6 en la pista

Quizás para el año que viene deberíamos armar un bingo con estas piezas.

Volviendo al inicio de toda esta auto-conversación con mi cerebro que voy poniendo acá, lo más lindo de todo es reencontrarse con los amigos. Siempre cae algún abrazo, algún chiflido, alguna pavada. Con los amigos que viven ahí, los que viven del otro lado del charco pero al norte, los que vinieron a compartir con nosotros por primera vez al valle, o los que admiramos por lo rápido que corren y representan siempre al país con lo mejor que tienen.

Es de lo más enriquecedor de toda la semana, compartir con gente de todas las culturas habidas y por haber. Y por supuesto, ir haciendo nuevos amigos por ahí. Tenemos un montón de fotos más hueveando la paloma con gente pero esas ya nos las guardamos para nosotros.

Como no podemos irnos sin trotar un poco, ir a ver el cierre de carrera a La Flegere también tiene lo suyo. Alentar a los que llevan dos noches dando vueltas por los alpes y vienen…bueno, vienen justitos de alma, cuerpo y espíritu vamos a decirle, tiene un gustito especial. Ver como se les renueva la cara por el simple hecho de hablarles es espectacular. Este año encima con un día claro (quizás el primero tan claro de toda la semana) y con Carlitos cargando sus cámaras fue hermoso.

Pero lo que nunca nos esperábamos era convertirnos en Trail Rescate Argentina, que por suerte termino siendo meramente anecdótico. Creanme que nunca se está preparado para ver surgir de entre las piedras a un corredor que no habla tu idioma ni el otro, y que no sabe donde esta, ni como se llama, y que lo estaban buscando. El milagro de tener una señora esposa guardavidas que reacciona rápido hizo que presenciemos un bruto rescate en helicóptero. Ahora ya sabemos como actuar ante situaciones como esta, creo. No les prometemos nada.

Párrafo aparte para la seguridad de la carrera. Desde la llamada de teléfono hasta que el corredor estaba arriba del helicóptero pasaron 15 minutos. Algún día subiremos el video ese porque ver estacionar un bicho de esos en marcha con el hocico en la montaña es una verdadera maravilla. Inserte meme de «hombres dejando de hacer todo lo que hacían…»

Para ir cerrando, no pretendía hacerme el más inspirador de todos ni nada por el estilo. Era simplemente no dejar tirados los fotones de Carlitos, y si dejar un poquito de los sentimientos escritos en algún lado. La UTMB 2025 no pasó desapercibida entre nosotros y pudimos compartirlo en el chalet argento con los changos, el tito, y los amigos. No nos podemos quejar. Y ojalá algún día, más allá de correr o no y de ir juntando piedras por ahí, puedan estar esa semana para huevear con nosotros (en los ratos que no andamos trabajando, claro, no se crean que todo es jodita por acá).

Y además, se viene el mundial y tenemos que volver a escribir, porque parece que todo el mundo se olvida de leer últimamente. Tenemos demasiado sensacionalismo y olvido por las lobotomías de videos de 30 segundos desparramando alegrías o mierdas para todos lados.

Comentarios (4)

Deja un comentario