Diario de Viaje #2: ¿Por qué?
Estoy sentado en el avión. Por suerte después de 1 noche en el aeropuerto, más la ayuda de muchos amigos estoy rumbo a Barcelona. Y mientras escucho una música tranquila brasileña, pienso: ¿Por qué estoy haciendo esto?
Lo hago por mi familia, lo hago por mis amigos, lo hago por mi abuelo que falleció hace poco. Creo que estos vuelos largos son como las carreras, pero te dejan ponerlo en puño y letra. Pensamientos que vienen a remarcar sentimientos, y sentimientos que son el verdadero motor de nuestros músculos. Y mientras sigo escribiendo sigo pensando, que es lo que verdaderamente me motiva?
En esa larga noche en el aeropuerto leí “La Montaña Desnuda” de Reinhold Messner, y en su egocéntrico sentimiento de superación (entre las muchas cosas que habla sobre el Nanga Parbat y la muerte de su hermano), creo que esta la palabra o mi respuesta. Muchas veces pensamos que hay que dedicarle algo a alguien, que lo hacemos por alguien y eso nos motiva extrínsecamente hacia ese objetivo. Pero como corredor, montañero o aventurero (como prefieran) desafiando la montaña en plena soledad, la realidad es que lo hago por mi mismo. Por que de chico siempre miraba a la ventana y soñaba con saber que hay mas allá del horizonte.
Y acá estoy, del otro lado del charco y sigo viendo el horizonte. Solo tengo 23 años pero siento que encontré una motivación interna que me mueve a superarme, y veo en ella a varios ejemplos como Manu Merillas. Historias de superación que me reafirman en mi pensamiento y mi sentimiento de que hago esto por mi y solamente por mi. Parece egocéntrico y lo es, pero más allá de las ayudas que recibo y he recibido a lo largo de mi vida, se que estoy solo con mis miedos, con mis trampas y no mentirme a mi mismo depende sólo de mi.
Y sigo pensando y sigo sintiendo. Mi abuelo me decía siempre que yo era inteligente que debía estudiar para ser piloto de avión, así viajamos por el mundo juntos. Vaya loco con sueños resultó ser, y yo ahora como un boludo me doy cuenta que me contagió el espíritu de aventura. Y no pude hacer nada para que esté hoy conmigo. Pero voló más alto y como dicen los consuelos, ahora “es una estrella en el cielo que te protege”. En fin, basta de sentimentalismo. Que hasta se me va a piantar un lagrimon.
Luego de escribir eso en el avión ya puedo decir que encontré mi primer “casa” del otro lado del charco, por que la verdad conocí a tres personas increíbles en Cardedeu (una ciudad cerca de Barcelona), Aina, Javier y Roc. Imagínense que viven en una casa, en el medio de la ruta, entre la montaña y el mar, con millonada de senderos por conocer. El paraíso. Hasta una huerta, que la tuve que regar (espero que no haya hecho moco).
Puedo decir que mi primer semana Europea se llevo 6 días con 130 km y unos 4000 mts positivos, y uno de descanso pasivo. Partes de calidad y mucha de cantidad para ir adaptando el cuerpo a esto aires nuevos.
Veremos en Grecia que nos espera con la primer cita del calendario de Skyrunning, Olympus Marathon allá vamos!